lunes, 6 de octubre de 2008

aporte epistemológico

De qué manera la socieconomía ayuda a superar la tensión existente de las ciencias sociales desde sus inicios hasta el siglo XX en el ámbito metodológico y epistemológico.


Muchos son los obstáculos que las ciencias sociales han tenido que atravesar durante sus siglos de existencia, teniendo que ser amparadas por grandes personajes de la historia (por ejemplo Napoleón); tuvieron la tarea de resucitar la Universidad que se mantuvo inerte durante la Edad Media; crear las disciplinas con caracteres sólidos y completos para el estudio de la sociedad, separadas en núcleos definidos, con metodologías claras y fines específicos.
Todo ello es fruto de la empresa moderna (capitalismo europeo), de la modernidad que afectó al planeta entero, directa o indirectamente y que desde el siglo XVIII presenta al mundo la economía, sociología, ciencia política, historia, geografía, entre otras ciencias como instrumento clave para comprender la realidad en que vivimos. Pero seamos consecuentes con lo sucedido en las últimas décadas, la fuerte demanda intelectual que nos impulsa a adquirir más conocimientos sobre los diversas aristas que atañen a los problemas actuales, hoy en día la escasez del petróleo por ejemplo, no puede dimensionarse solamente en el ámbito económico, sino también es necesario prescindir de las “ciencias hermanas” como son la sociología, geografía y ciencias políticas, entre otras (consideradas por el científico social) para tener un conocimiento cabal al respecto.

Para muchos investigadores como lo son los economistas neoclásicos puros si un comportamiento no se ciñe a la objetividad, es irracional, está destinado a ser ilegal y no es digno de ser estudiado. Por el contrario”desde la década de 1840 los sociólogos, han mostrado, sin embargo, la capacidad de análisis y explicación sistemáticas que poseen los observadores científicos al investigar el comportamiento no racional de los individuos que se encuentran bajo el estudio científico”1. Pero ¿qué entendemos por ciencia clásica? La ciencia clásica fue “La imagen clásica de ver al mundo”, se hizo necesario según Wallerstein instaurar la ciencia social sobre la base de los cimientos de la lógica de la mecánica celeste o prototipo newtoniano dándole así un carácter totalmente positivista sin arraigues en especulaciones. De este modo la ciencia social se convertiría en una solución a múltiples dilemas, existirían leyes que calculasen a la vez problemas globales, de orden sistemático y que se contextualizaran para entender en partes al todo. Los gobiernos ya no requerirían a oradores, filósofos o sabios para tomar decisiones, sino a cientistas políticos cultos en los métodos que usaran sus vecinos países, aliados, enemigos para estructurar de mejor modo su territorio. “La ciencia newtoniana descubrió una ley universal, a la cual obedecen los cuerpos celestes y el mundo sublunar. Es la misma ley que hace que los cuerpos caigan al suelo y que los planetas giren alrededor del sol. Este primer acierto no ha sido desmentido desde entonces. Gran número de fenómenos obedecen a leyes sencillas y matematizables. Pero desde entonces, la ciencia parecía demostrar que la naturaleza no es más que un sumiso autómata”2. Esta ciencia clásica se ha visto limitada en la actualidad, ha requerido de una gran transformación, el señalar solamente una ley de causa-efecto determinante para miles de procesos está muy por encima en el objetivo de las ciencias sociales, lo que se admiraba como una verdad innegable, que a muchos dejó felices no fue más para otros que una invención irracional.



La ciencia social en sí ha pasado por grandes etapas: (…) etapa de transformación (entre la primero mitad del siglo XIX y 1945); etapa de expansión y consolidación (desde la segunda postguerra a 1960); etapa de giro constructivista y precrisis (entre 1960 y 1970); etapa de crisis (entre 1970 y 1990); etapa de reconstrucción epistemológica (entre 1990 y la actualidad)”3. Sin duda es la última la que más nos interesa, es en esta en la que se busca reconstruir el papel de las ciencias sociales, pasar de la simplicidad que las caracterizó, (ya sea con leyes propias con capacidad de describir, explicare, medir, cuantificar, predecir y manipular los fenómenos que estudia) a poseer un marco de complejidad, más atrevido y transdisciplinario que propone un puente entre las diversas áreas de estudio capturando este flujo de información, para lograr un mejor análisis y comprensión de la realidad (multidimensionalidad de la realidad).

La socioeconomía es una de las tantas propuestas que atañen a la complejidad. Como se señala en el texto de José Pérez Adán este divorcio entre economía-sociología y economía-política era inaudito para llegar a su mejor comprensión, pero grandes economistas (Mill, Keynes, Marshall, Cairnes) en su principio lograron su monopolio y le confirmaron al mundo mediante obras concretas la existencia de una economía completamente pura. Si bien se ha mantenido durante 200 años aproximadamente, durante su trayecto se le ha criticado de ser fría y calculadora, de pensar en las personas como números y tomar el rasgo cualitativo de la investigación para proponer proyectos, los ejemplos están a la vista, no es difícil darse cuenta que al desear más empleo, mayor flujo de dinero en un país o tener un mejor índice de crecimiento se pasen por alto a comunidades enteras, se contaminan las ciudades causando enfermedades, se erosionan la tierra, se pierde la idiosincrasia de los pueblos, etc. “La ciencia económica, como disciplina autónoma y de singular relevancia, está hoy pasando por una crisis de crecimiento acelerado que la ha separado mucho de sus características iniciales, las que acuñó en la época clásica fuertemente Adam Smith. No es de extrañar, por lo tanto, que algunos economistas sientan alguna frustración al observar que las expectativas crecientes que la sociedad pone en la capacidad de la economía para predecir y solucionar problemas sociales, chocan con la realidad de la recesión, el aumento de la desigualdad o la perpetuación de la pobreza”4. Parece que de una vez por todas los encargados de manipular las finanzas están interesados en solucionar los problemas económicos como debe ser. Sus métodos no han logrado erradicar la pobreza, cientos de niños mueren en África de hambre, mientras que en países desarrollados la obesidad en una de las principales causa de muerte; el calentamiento global es aún más alarmante y nos amenaza con destruirnos rápidamente; la desigualdad de sueldos es evidente entre las clases sociales, y un pequeño alza en combustibles siempre daña a la población menos beneficiada. Son muchas las aristas que debiera preocuparse la economía para trabajar. Se habla de reemplazar las bases de la economía en el texto de Pérez Adán, desde las que la han caracterizado: sobre la base de la racionalidad política por una base enfocada hacia el bienestar de las personas.





4- Adán, José Pérez, 1997, Socioeconomía, España (Madrid), editorial Troto, 2 Economía y socología, 2.1 Instrumentos y fines, p-22.
Somos personas, no números, por ende las pinzas frívolas y parcas de la economía deben desaparecer. Es tan necesario escuchar y leer en los medios de comunicación ministros que den ánimos cálidos para el mañana, necesitamos la protección en nuestro país asechado de una globalización seductora pero dañina, a muchos se les traba la lengua al referirse a situaciones complejas que relacionen medio ambiente y crecimiento económico. Pensemos en las personas, en los efectos sociales y sicológicos que las medidas económicas influyen en la población. A la vista lo óptimo está en adquirir conocimientos con características multidisciplinarias, crear mesas redondas de debates sociales, preparar nuevos líderes con un cambio fuerte de mentalidad. Vemos que el mundo nos pide a gritos solidaridad, cambio de hábitos y las herramientas se hallan en el estudio responsable de la socioeconomía, que propone una economía fraterna, sin intereses arbitrarios, que busque la igualdad en una población y que haga cumplir el papel que la economía define en sus comienzos: lograr distribuir equitativamente los bienes escasos antes necesidades infinitas de las personas.









Bibliografía

Adán, José Pérez, 1997, Socioeconomía, España (Madrid), editorial Troto,
Espina Prieto, Mayra, Complejidad y pensamiento social, Transdisciplinariedad y complejidad en el análisis social, 2004, MOST.
Prigogine, I, Metamorfosis de las ciencias

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